Introducción

Cuando se habla de cocina belga, la mayoría de la gente piensa inmediatamente en los moules-frites (mejillones con patatas fritas). Y si bien estos platos icónicos son realmente deliciosos, Bélgica tiene mucho más que ofrecer en términos de delicias culinarias. Desde abundantes guisos hasta deliciosos pasteles, el país es un tesoro escondido de joyas gastronómicas escondidas. En este artículo, lo llevaremos en un viaje más allá de los moules-frites y exploraremos los platos belgas menos conocidos pero igualmente deliciosos.

La cocina de Bélgica ha sido influenciada por sus países vecinos, incluidos Francia, Alemania y los Países Bajos. Esta diversidad se refleja en su amplia gama de sabores e ingredientes. ¡Así que profundicemos y descubramos el rico y diverso paisaje culinario de Bélgica!

Una breve historia de la cocina belga

La herencia culinaria de Bélgica tiene raíces profundas que se remontan a la antigüedad. El país fue influenciado por el Imperio Romano, que introdujo vino, aceite de oliva y otros ingredientes mediterráneos en la región. A lo largo de los siglos, la cocina belga evolucionó incorporando ingredientes y técnicas locales.

Durante la Edad Media, la cocina belga ganó popularidad a medida que se abrieron rutas comerciales entre Oriente y Occidente. Hierbas, especias e ingredientes exóticos de Asia y África llegaron a las cocinas belgas, añadiendo nuevos sabores y aromas a los platos tradicionales.

En los siglos XVI y XVII, Bélgica se hizo famosa por su cerveza, con cervecerías monásticas que producían cervezas únicas y sabrosas. La cerveza belga sigue siendo reconocida mundialmente por su calidad y variedad.

Bélgica come: una aventura culinaria

1. Zoológico acuático

El Waterzooi es un plato tradicional flamenco que se originó en la ciudad de Gante. Es un guiso cremoso elaborado con pollo o pescado, verduras y hierbas. El nombre "waterzooi" proviene de las palabras holandesas "agua" (que significa agua) y "zooi" (que significa desastre o guiso).

Para hacer waterzooi, la carne o el pescado se cocina a fuego lento en un caldo sabroso con zanahorias, puerros, patatas y apio. Luego el plato se espesa con nata y yemas de huevo, dándole una textura aterciopelada. El Waterzooi normalmente se sirve con pan crujiente a un lado.

Waterzooi es un plato reconfortante y abundante que calienta el alma, lo que lo convierte en una opción perfecta para los fríos días de invierno. Es un alimento básico de la cocina belga y se puede encontrar en muchos restaurantes de todo el país.

2. Carbonada flamenca

Carbonade Flamande, también conocida como stoofvlees, es la respuesta belga al estofado de ternera. Este abundante platillo se elabora con carne tierna, cebolla, cerveza y un toque de azúcar moreno o miel. La carne se cocina a fuego lento durante varias horas, lo que permite que los sabores se mezclen y creen un guiso rico y sabroso.

El secreto de una gran carbonada flamenca reside en la elección de la cerveza. Las cervecerías belgas producen una amplia variedad de cervezas, cada una con sus propios sabores únicos. Algunas opciones populares para la carbonada flamenca incluyen las cervezas trapenses o las cervezas belgas. La cerveza añade profundidad y complejidad al guiso, convirtiéndolo en un auténtico manjar belga.

Cervezas trapenses

3. Gofres belgas

Los gofres belgas son famosos en todo el mundo por su textura ligera y crujiente. Son un verdadero ícono belga y se han convertido en una comida callejera popular en todo el mundo.

Los gofres belgas se elaboran con una masa a base de levadura, lo que les da su característico interior esponjoso. Se cocinan en planchas para gofres especiales que crean bolsillos profundos, perfectos para guardar aderezos como fruta fresca, crema batida, salsa de chocolate o azúcar en polvo. Hay dos tipos principales de gofres belgas: los de Lieja y los de Bruselas.

Ilustración para la sección: Los gofres de Lieja son más densos y dulces gracias a la adición de azúcar perlado a la masa. Esta suga - gastronomía belga

Los gofres de Lieja son más densos y dulces gracias a la adición de azúcar perlado a la masa. Este azúcar se carameliza por fuera, creando una capa crujiente. Los gofres de Bruselas, en cambio, son más ligeros y crujientes, con forma rectangular y bolsillos poco profundos.

Los gofres belgas son imprescindibles cuando visites Bélgica. Se pueden encontrar en puestos callejeros, cafeterías e incluso restaurantes de lujo en todo el país.

4. Especulos

Los speculoos son galletas especiadas populares en Bélgica y, a menudo, se disfrutan con una taza de café o té. Tienen un sabor distintivo gracias a la adición de especias como canela, nuez moscada y clavo.

El nombre "speculoos" proviene de la palabra latina "especies", que significa especias. Estas galletas crujientes se disfrutan tradicionalmente durante la temporada navideña, pero en Bélgica se pueden encontrar durante todo el año. A menudo tienen formas diferentes, como molinos de viento o Sinterklaas, la versión belga de Papá Noel.

Los speculoos no solo son deliciosos por sí solos, sino que también se utilizan como base para otros postres, como el helado de speculoos o la crema para untar speculoos. Añaden un sabor cálido y reconfortante a cualquier plato.

5. Camarón gris flamenco

El camarón gris flamenco, conocido como “grijze garnalen” en holandés, es un manjar en Bélgica. Estos pequeños y sabrosos camarones se pescan en el Mar del Norte y son un alimento básico de la cocina belga.

Los camarones grises flamencos tienen un sabor dulce y delicado, lo que los convierte en el ingrediente favorito de ensaladas, sándwiches y platos tradicionales belgas. A menudo se sirven con mayonesa, limón y otros ingredientes frescos para realzar su sabor natural.

Un plato popular con gambas grises flamencas es la croqueta de gambas. Estas delicias fritas están hechas con un relleno cremoso, aromatizado con camarones y hierbas. Son un refrigerio o aperitivo popular en Bélgica y se pueden encontrar en muchos restaurantes tradicionales belgas.

6. Chocolate belga

Ninguna discusión sobre la cocina belga estaría completa sin mencionar el chocolate belga. Bélgica es conocida mundialmente por sus chocolates artesanales de alta calidad, famosos por su textura suave y ricos sabores.

El chocolate belga tiene una larga historia que se remonta al siglo XVII, cuando los exploradores españoles introdujeron los granos de cacao en el país. A lo largo de los siglos, los chocolateros belgas perfeccionaron el arte de elaborar chocolate, desarrollando técnicas y combinaciones de sabores innovadoras.

Bélgica tiene normas estrictas que regulan la producción de chocolate, lo que garantiza que sólo se utilicen los mejores ingredientes. El país alberga numerosos chocolateros, cada uno con sus propias recetas y especialidades únicas. El chocolate belga es un verdadero placer para los sentidos y es algo que debe probar cualquier amante del chocolate que visite Bélgica.

Conclusión

Si bien los moules-frites pueden ser el plato más conocido de Bélgica, la escena culinaria del país ofrece mucho más. Desde reconfortantes guisos hasta delicados pasteles, Bélgica tiene una amplia gama de delicias culinarias escondidas esperando ser descubiertas.

Ya sea que esté explorando la histórica ciudad de Gante y saboreando un plato de waterzooi o deleitando un delicioso praliné de chocolate belga en Bruselas, cada bocado lo transportará a un mundo de sabores y aromas.

Así que ve más allá de los moules-frites y embárcate en una aventura gastronómica por Bélgica. Descubra las ricas y diversas tradiciones culinarias que hacen de este país un paraíso para los amantes de la comida.